Después de una evidente ruptura entre la participación ciudadana y las decisiones administrativas municipales, este proyecto se planteaba el reto de relanzar las maneras en las que el rol social puede aportar y generar valor público en las decisiones municipales. En este sentido, a través de procesos de formación ciudadana, pero también con el acompañamiento a acciones de incidencia, se ha logrado mantener en vigencia buenos procesos de decisión local, articulando los procesos participativos con la población y las decisiones de planificación y programación de las municipalidades. Las organizaciones sociales han podido acercarse así a un entorno participativo más preparado, mejor diseñado y más receptivo a su visión de la realidad.

Por otra parte, la permanente capacitación, asesoría, acompañamiento y trabajo al interior de las administraciones locales nos han permitido generar innovaciones en la manera y cultura de asignación presupuestal. Primero, trabajando por medio de propuestas de capacitación-acción, la formulación y actualización de planes estratégicos y operativos institucionales. Segundo, los procesos de presupuesto participativo han sido planteados bajo la lógica de articulación con el sistema de planeamiento municipal. La capacitación, elemento central del proyecto, se ejecutó teniendo en cuenta la necesidad de producir experiencias favorables en los colectivos implicados en el proyecto: en las municipalidades para darles instrumentos que profesionalicen sus gestiones y en la población promoviendo conocimientos para mejorar la incidencia en la municipalidad.

Nuestro trabajo se ha concentrado específicamente en generar las condiciones más óptimas para que la participación ciudadana y la planificación se articulen en un entorno en el que la sociedad civil sienta que las entidades públicas logran representar sus intereses, y, por otra parte, que las municipalidades vean en la implicación de los líderes y lideresas sociales agentes que aportan a incrementar el impacto político de su gestión.

En suma, se ha conseguido articular procesos administrativos de planificación con espacios de participación y deliberación colectiva, creándose así nuevos métodos y reflexiones que permiten replicar a otras entidades las mejoras trabajadas. En total, el proyecto ha beneficiado a 917 personas (418 hombre y 489 mujeres) entre autoridades, funcionarios y servidores públicos y líderes y lideresas sociales de los municipios de Cusco, Santiago, San Jerónimo, Urcos, Oropesa y Lucre.

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