En base a las alianzas estratégicas establecidas por los gobiernos local y regional y la propia población destinataria, se ha conseguido incrementar la influencia de este proyecto hasta 6 comunidades campesinas y 67 familias beneficiarias. Cada una de estas familias cuentan con un biohuerto a campo abierto (8 de ellas también con invernaderos familiares) en un terreno agrícola de 200 a 300 m² donde cultivan un promedio de 11 variedades de hortalizas. Durante el proceso de trabajo se ha logrado capacitar y sensibilizar a las familias sobre buenas prácticas agroecológicas, transformación de alimentos, salud preventiva y estilos de vida saludable a través de talleres de capacitación, asistencia técnica y acompañamiento continuo.

En atención a sus prácticas culturales se han conformado hasta 4 subcomités comunales y se ha fortalecido la asociación de productoras agropecuarias para su inserción en el mercado local. En este proceso, el gobierno local asumirá la responsabilidad de realizar las gestiones correspondientes ante instancias competentes para propiciar el acompañamiento y monitoreo necesario para su sostenibilidad.

Como parte del proceso de cierre del proyecto se han realizado campañas de evaluación nutricional y de diagnóstico y tratamiento de parasitosis y anemia a los menores de 5 años. Así mismo, se han desarrollado reuniones de articulación y concertación descentralizada para la construcción del diagnóstico provincial de seguridad alimentaria de Cusco.