El Perú ya venía luchando contra violencia de niñas, niños y adolescentes, convirtiéndose en una prioridad para el Estado. El escenario de partida del proyecto se agrava por el incremento de la violencia contra las mujeres (en sus diferentes tipos). Según reporte del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), durante la pandemia en la Línea 100 del Perú se denunciaron 121 feminicidios (5 en Cusco), 281 tentativas de feminicidio (10 en Cusco). Por otra parte, 61.152 niños, niñas y adolescentes han sufrido violencia: 677 violencia económica, 7.145 psicológica, 59.696 física y 12.227 sexual. Por otro lado, se evidencia en tiempos de COVID 19 un escenario de rivalidad entre padres, madres, hijas e hijos al convivir en el hogar las 24 horas del día y tener que compartir las labores al interior de las viviendas. Este problema está provocando la privatización de la violencia al interior del hogar.

Ante esta peligrosa situación fue importante y necesario desarrollar competencias y habilidades al interior del hogar en materia de promoción de derechos y que los colectivos visibilicen la violencia incremental. Desde el proyecto se ha promovido un confinamiento inteligente con acciones concretas a desarrollar por las niñas y niños, evitando que reproduzcan las labores que tradicionalmente se le han asignado a las mujeres, por ejemplo, que los hombres participen en las actividades domésticas, recobrando en la casa el espacio educativo para reducir el tiempo de las tareas asignadas a las madres. Para desarrollar este objetivo se elaboraron materiales y recursos virtuales sobre nuevas masculinidades, equidad de género y derechos humanos que fueron difundidos por canales de comunicación tradicional, así como YouTube y redes sociales.

El proyecto fortaleció a 10 comunidades educativas en la implementación de estrategias de lucha contra la violencia hacia niñas, niños y adolescentes de los distritos de Cusco, Santiago, San Jerónimo y San Sebastián, en el departamento de Cusco. Aunque el proyecto comunicó oficialmente su inicio en diciembre de 2019, operativa y presupuestariamente no se ejecutaron actividades ni gastos hasta enero de 2020. Los primeros meses fueron especialmente complicados. En enero y febrero no se desarrollan las labores en las escuelas que disfrutan de sus vacaciones estivales hasta mediados del mes de marzo, justo en el momento que comenzó la pandemia. Esta situación no desmotivó al equipo ejecutor, por el contrario los obligó a redefinir y recrear estrategias para poder cumplir con el proyecto en el nuevo escenario de confinamiento.

Para el primer resultado se contactó con directoras y directores de las 10 instituciones educativas para desarrollar las acciones en coordinación con docentes de tutoría y poder lanzar las campañas contra la violencia, los concursos de dibujo y pintura, los concursos de tiktok y los primeros talleres para la conformación de los comunicadores escolares. Para el segundo resultado se desarrollaron procesos formativos exclusivos con los docentes de las 10 instituciones educativas y un programa de formación que estuvo más abierto a los docentes de la toda la región de Cusco, pues se percibió esta necesidad en profesores que no eran del ámbito. El primer proceso formativo permitió desarrollar las estrategias en profesorado de las instituciones educativas, quienes hicieron extensiva la capacitación a las asociaciones de madres y padres de familia. A nivel de asesorías y acompañamiento se consiguieron 4 Proyectos Educativos Institucionales, 5 Normas de Convivencia Escolar y un Proyecto Curricular Institucional. También se puedo trabajar con los mediadores escolares para la resolución de conflictos. Para el tercer resultado se ha hecho el seguimiento a las Defensorías Municipales del Niño/a y Adolescente en el uso del sistema de Desarrollo Social; además, se les ha articulado para que se actualicen en el curso de Defensorías que implementa el Ministerio de la Mujer y los Comités de Tutoría y Orientación Educativa de las Instituciones Educativas.

Con el proyecto se ha puesto mucho énfasis en la prevención y detección de la violencia en el seno familiar. Se acompañó a las responsables de las Defensorías Municipales del Niño/a y Adolescente para que sean servicios públicos de protección articulados para la atención de casos de violencia contra niñas, niños y adolescentes, fortaleciendo estas instancias para la generación de políticas públicas, y que estas se articulen con los Comités Tutoría y Orientación Educativa en la detección temprana y derivación de casos de violencia infantil.

Podemos afirmar que el proyecto, a pesar de las dificultades y reprogramaciones, se encaminó hacia la consecución de sus objetivos, sin embargo, fue necesario en este contexto del COVID 19 introducir algunos cambios en la formulación y programación de actividades e indicadores que no modificaron la esencia del proyecto.

Con esta intervención se ha llegado a 41.617 personas, 20.625 mujeres y 20.992 hombres, entre titulares de derechos, de obligaciones y responsabilidades de Cusco.